Hacia las postrimerías del siglo VIII a.n.e. los contactos de Grecia con el Oriente introdujeron en la Hélade artículos de lujo como marfiles, textiles y metales que propiciaron una nueva moda ante la exuberancia de los modelos orientalizantes. Este pequeño alabastrón destinado a contener caros aceites perfumados es un magnífico ejemplo del esquema decorativo del período con grupos de figuras simétricas en posición antitética, como es el caso de los dos leones de fauces abiertas que se miran desafiantes, vinculados a un pequeño animal, generalmente un ave, detalle característico de la etapa de transición y de gran popularidad en el período corintio. Los detalles del cuerpo de los animales, especialmente las melenas de los leones y las alas del ave, se logran mediante abundantes incisiones que, unidas a los toques de color rojo y a la utilización de las rosetas, logran un armonioso conjunto decorativo ampliamente explotado por los ceramistas corintios para acelerar la exportación de los vasos griegos a los codiciados mercados del este del Mediterráneo.